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Jeep Gladiator ¿Cómo es manejar la pick up más extrema del mundo?

Estuvimos probando la camioneta basada en el Jeep Wrangler. Por su temperamento y aptitudes para el off-road, no hay otra pick up con la que se la pueda comparar. 

Es sabido que en Estados Unidos hay una preponderancia/fanatismo por los vehículos voluptuosos y con motores descomunales. Lo novedoso del caso es que a través de las marcas americanas, muy de a poco Argentina se está nutriendo de este tipo de ejemplares. Así fue que semanas atrás se presentó oficialmente al Jeep Gladiator, la pick up concebida sobre la plataforma del icónico Jeep Wrangler. ¿El resultado? La camioneta con más atributos para el off-road que pisa la faz de esta tierra.  

La última generación del Jeep Wrangler, si bien está a la venta desde fines del 2019, sigue generando asombro por cualquier lugar que circule. A esto lo vivimos en carne propia, incluso en la Costa Argentina, un lugar donde este tipo de vehículos abundan. Lo que nos sucedió a bordo del Gladiator fue muy similar. Muchas cabezas fueron las que giraron cuando nos vieron asomar, sorprendidos seguramente por su protuberante e intimidante frontal. Pero a medida que avanzábamos y se iba develando la silueta de una pick up, el asombro fue creciendo, al punto tal que muchos no dudaron en desenfundar sus celulares para fotografiar. 

Todo ello generó la caja, muy cuadrada y de pobre diseño por cierto, del Gladiator. Un sector que causó sorpresa seguramente porque no todos tenían asimilado a un Jeep con capacidad de carga (soporta 615 kilos) en el sector trasero. Pero lo cierto es que el Jeep Gladiator se produjo entre la década desde 1963 hasta 1977. Es por ello que, no es una novedad absoluta, sino la reinvención de un modelo clásico, que claro está, absorbió todo el expertis del mejor 4×4 de todos los tiempos (Wrangler JL) y lo plasmó en una configuración diferente. 

Al igual que el Jeep Wrangler, el Gladiator se ofrece en dos versiones (Overland y Rubicon). Nuestra unidad de prueba fue la Rubicon, la más apta para el uso extremo off-road. Es por ello que, cuenta con algunos diferenciales: llantas de 17” con neumáticos BF Goodrich 255/75R17 y dos voluptuosos ganchos de rescate, tanto en el paragolples delantero como el trasero. Si uno pone de cuclillas (no hace falta acostarse en el piso, pues su despeje es de 280mm), puede apreciar los denominados Rock Rails; unas barras de acero que protegen a la parte baja del vehículo de los golpes contra las piedras. Sin levantarse y girando la cabeza hacia los extremos, aparecen los amortiguadores Fox, responsables de absorber todo aquello que se cruce en el camino del Gladiator. 

No hay que esperar mucha sofisticación puertas adentro en un vehículo como el Gladiator, el cual cuenta con la posibilidad de quedar totalmente a la intemperie tras retirarle el techo, las cuatro puertas y hasta bajar el parabrisas. La consola central es un monumento a la funcionalidad y simplicidad. Posee velocímetro, cuenta vueltas y una pantalla en el centro de 7”.  

Desde la pantalla táctil de 8,4” se maneja el sistema multimedia Uconnect. Cuenta con dos puertos USB y uno USB-C en la parte delantera y otros dos al alcance de los pasajeros de la segunda fila se conectan a la central multimedia 

Pese a ser una gran novedad, Jeep optó por el archi conocido Pentastar V-6 de 3,6 litros (el mismo que el Wrangler Rubicon) que entrega 285 CV y 353 Nm de torque. Se encuentra acoplado a una transmisión automática de ocho velocidades. Su capacidad off-road está confiada a los sistemas 4×4 Selec-Trac (Overland) y Rock-Trac (Rubicon), este último con una reductora (4LO).  

¿Cómo va? 

Toda prueba de manejo se inicia primero en la ciudad. De hecho, el lugar donde se retiran los vehículos de Fiat y Jeep se encuentra en uno de los puntos más neurálgicos de Buenos Aires. En este escenario, las amplias dimensiones del Gladiator se notan aún más: las calles parecen más angostas y la mayoría de los autos parecen perderse debajo de la trompa.  

El rugido grueso de su V6 funciona como llamador, además de su sola presencia, y nadie puede quitar los ojos del Gladiator. Es sin dudas, un modelo ideal para no pasar desapercibido. La marcha es suave y para nada tosca. Su dirección incluso es liviana y de momentos uno se olvida que está maniobrando una mole de casi 3 toneladas. 

¿Qué cosas le juegan en contra en la ciudad? De lo menos grave a lo más grave: 1) el zumbido de los tacos de sus neumáticos 2) su largo de casi 6 metros (es una odisea encontrar estacionamiento en la calle y en las cocheras sobresale casi por 30 cm) y su elevado consumo (no baja de 15 litros cada 100 km). 

Pero ninguno son reproches verdaderamente válidos, los que se le pueden plantear a un vehículo que nació para embarrarse, pisar piedras, trepar pendientes desafiantes, inventar nuevos caminos (en caso que no los haya) y no romperse en el intento. Tal es la concepción todo terreno del Gladiator que apenas pisamos la tierra, adentro de la cabina invade la serenidad.  

Los neumáticos prácticamente no emiten ruido (solo se escuchan algunas piedritas que pegan en la zona baja),  no ingresa ni una pizca de la polvadera que se va levantando afuera y la cabina prácticamente no se bambolea frente los cambios del terreno: el Gladiator se siente como un pez en el agua en este tipo de caminos. 

Salimos a buscar adrede zonas en las que se podría poner en jaque al Gladiator, pero es muy difícil toparse con trabas que entorpezcan su marcha. Quizás el aspecto que menos lo favorece es el gran largo de su carrocería. Esto generó que muchas veces el Gladiator quede colgado y balanceándose sobre lomadas cortas. En este tipo de situaciones, entra en acción el sistema de transmisión RockTrack HD Full Time 4WD, que permite el bloqueo de los diferenciales tanto el trasero como el delantero y evitar que alguna de las ruedas gire sin apoyo en el aire.

Pero lo más increíble es que si uno quisiera que esa rueda en el aire, apoye en la superficie para que empuje solidariamente con las que están pisando la tierra, desde la consola central se puede apretar el botón que dice Sway Bar, lo que descuelga la suspensión (aquí se ve el recorrido del amortiguador Fox) y hace que la rueda finalmente pise. Visto desde afuera, parece literalmente una araña caminando sigilosamente entre piedras. 

Conclusión 

Jeep es la mentora del todo terreno más pura sangre  (Wranger JL) y no hay modelo ni marca que lo supere fuera del pavimento. La pick up de la marca no podía ser menos y ha demostrado que puede hacer lo mismo que un Wrangler, pero con el plus de poder llevar carga extra. La marca jamás habla de transportar nada que tenga relación con el campo ni la industria, pues sabe que para ello están las “chatas” medianas con capacidades de hasta 1 tonelada. Por su concepción aventurera, su caja es una invitación a cargar otro vehículo con el que la travesía pueda continuar, como dos motos o un quad. Un uso, sin dudas, bastante específico, como el tipo de cliente que está dispuesto a pagar U$S 93.000 por el Jeep Gladiator Overland y U$S 99.000 por el Gladiator Rubicon. Una cifra que espanta, pero que damos fe que lo vale. 

Ficha técnica 

  • Modelo: Jeep Gladiator 
  • Origen: Estados Unidos 
  • Motor: naftero V6 Pentastar de 3.6 litros, que desarrolla 285 CV a 6.400 RPM y 353 Nm de torque a 4.800 RPM  
  • Caja: automática ZF de 8 velocidades 
  • Transmisión: 4×4 Selec-Trac (Overland)  y Rock-Trac (Rubicon), este último con una reductora (4LO) 
  • Dimensiones: 5.537 mm de largo/ 1.874 mm de ancho / 1.905 mm de alto (Overland) 1.939 mm (Rubicon) y 3.479 mm de distancia entre ejes  
  • Capacidad de carga: 615 kilos 
  • Precio: desde U$S 93.000 (Jeep Gladiator Overland 3.6 AT8 4×4) hasta U$S 99.000 (Jeep Gladiator Rubicon 3.6 AT8 4×4) 

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Finalizó el Rubicon Trail que compartimos con Jeep

Lake Tahoe (California, EE.UU.) Acabamos de concretar la travesía que duró 2 días por uno de los escenarios off road más duros del planeta. Te compartimos todo lo vivido en esta increíble aventura a bordo del Jeep Wrangler Rubicon

En el mundo existen lugares o pistas míticas donde todo aquel que le gustan los motores, quisiera en algún momento de su vida poder recorrerlos. Para alguien que le gusta la velocidad, el circuito alemán de Nürburgring es sin duda ,“El” lugar. Para los amantes de las motos súper deportivas, llegar hasta la Isla de Man, ubicada entre Gran Bretaña e Irlanda, para transitar sus estrechas calles montado en una pistera, es seguramente una materia pendiente. Lo mismo que ocurre con aquellos que disfrutan de las motos “Chopers” con la Ruta 66. Siguiendo esta lógica, se puede afirmar que para aquellos que les corre por las venas todo lo referido al off-road extremo, poder completar el Rubicon Trail (contornea el lago Tahoe en California), es decir el mítico circuito off-road catalogado como el más extremo de Estados Unidos, es el objetivo a cumplir.

Jeep somete a los terrenos más hostiles a todos sus modelos. Y salen ilesos

Motriz está desde el lunes en California (Estados Unidos) para justamente poder participar de una travesía organizada por Jeep y poner a prueba a la nueva generación del Jeep Wrangler Rubicon. ¿Dónde? Ni más ni menos que en el Rubicon Trail. Muchas veces participamos de pruebas off road a bordo de vehículos 4×4, la mayoría de ellos pick ups. Recordamos con algunos colegas con los que compartimos este viaje, algunas travesías muy buenas y complejas. La que realizó justamente Jeep por Río De Janeiro con el Renegade. O recientemente una de Ford por Mendoza con la pick up Ranger. Sin olvidarnos de la travesía que realizamos hace semanas por Villa La Angostura con la Amarok V6. Pero lo cierto es que, la primera sensación que tenemos, luego de haber estado dos días a bordo del nuevo modelo de Jeep por el circuito que lleva su nombre, es que ya nada volverá a ser igual después de esta experiencia. Sentimos que por primera vez en nuestra vida, hemos experimentado de verdad lo que el concepto off road extremo implica.

Día uno

El martes arrancó el primer tramo. Mentalmente llegamos preparados a Lake Tahoe luego de leer y ver muchos videos para afrontar terrenos que, según narraban quienes lo hicieron, eran extremadamente dificultosos. Pero nunca imaginamos que el Rubicon Trail era un verdadero campo de tortura para los vehículos que se animan a desafiarlo. Las charlas de los instructores, las varias recomendaciones y la reiterada idea de “…dejen que el vehículo haga todo”, nos empapaban en el inicio del trayecto (pasado martes a las 10 AM), el cual empezó con una dificultad, que hasta entonces ya en algún momento de nuestra vida, habíamos experimentado (mucha piedras sueltas y trepadas por caminos estrechos).

Uno de los tantos tramos entre estrechos pasadizos de piedras.

Por lo tanto, la calma reinaba en el interior del “nuestro” Wrangler de dos puertas, el cual fue seleccionado inteligentemente por mi compañero, Carlos Cristófalo del sitio Autoblog. “Nos conviene este cortito, porque es más fácil de meterlo”, decía.
Apenas iniciada la parte trabada, momento inicial donde estábamos buscando en la guantera datos de la motorización (por cierto el bestial V6 3.0 turbo diésel de 260 CV), lo interrumpió un golpe seco abajo, en el chasis, producto de una gran piedra. Cuando esperábamos el reto de uno de los instructores, este desde abajo nos indicaba con sus manos que siguiéramos marcha y con el pulgar arriba indicaba que estaba todo de diez. “¿No habrá escuchado?”, nos preguntábamos, puesto que a nosotros nos dejó preocupados y nos dolió hasta el alma!!!

El motor V6 3.0 de 260 CV que nos acompañó en la travesía

“No puedo creer que nadie haya roto un neumático todavía”, me comentaba Carlos. Neumáticos que vale aclarar, no fueron ni siquiera modificados la presión original (40 libras). Y esto es lo que en parte sorprende de este modelo: es un auto de serie sin modificaciones que salió de fábrica y así tal cual nos los fue provisto para encarar esta prueba. No me cansé de repetir: “No me imagino una pick up u otro 4×4 que no sea este pasando por aquí”. Y si bien durante el trayecto nos cruzamos con otros 4×4, todos ellos estaban totalmente modificados con gigantescos neumáticos y accesorios por doquier. Se hizo la hora del almuerzo y la primer parada técnica fue en la cumbre de una montaña, con una vista de película. Biandita de por medio, nos trepamos nuevamente a los Jeep para continuar la marcha. La típica “modorra” post almuerzo se iba disipar rápidamente por tramos que se ponían más ásperos.

Cada vez que uno de los instructores se bajaba del Jeep, era señal de que el camino empeoraba

Cada vez que avizorábamos a un instructor que se baja del Jeep que lideraba la caravana, era señal que se la cosa se ponía “fea”. Y cuando decimos “fea”, nos referimos a tramos a los cuales a pie, había que subirlos agarrándose de lo que uno podía. O bajadas que muchos de los fotógrafos las descendían de cola. Pero increíblemente todos los Jeeps pasaban.

Desde cualquier ángulo, el Rubicon Trail es un camino indescifrable

Algunos con alguna que otra dificultad, pero todos los conductores, podían ir sobre pasando los tramos. Esto, no hace referencia que todos eran pilotos expertos, sino que el Jeep Wrangler Rubicon es tan permisivo y perfecto, que permite que hasta los más inexpertos pudieran aventurarse a realizar travesías de este tipo.

Día dos

Comenzó el miércoles temprano, luego de un acampe con dormida en carpa incluida, y a poco de haber empezado el trayecto, la complejidad se hizo presente. A la vista y al raciocinio de quien escribe, el análisis que surgía era el siguiente: Por ahí no pasamos. Es imposible. Lectura que rápidamente se caía (por suerte), luego de encarar paredes rectas que estamos seguros, intimidan hasta a los más expertos.

Parte la travesía en el segundo día

En este segundo tramo se sumó un segundo condimento: el precipicio. Cosa que ponía muy nervioso a quien le tocaba ir del lado del acompañante, puesto que prácticamente sede su vida a la mano del piloto, o mejor dicho al Jeep Rubicon.

Del lado del copiloto, Carlos Cristófalo, mirando un poco asustado el precipicio

En todo momento de la prueba, la modalidad que nos indicaron que debíamos ir fue 4 Low, es decir el 4×4 donde el motor va a más revoluciones y con toda la fuerza a disposición. La función Sway Bar, que evita que alguna de las ruedas quede colgada en aire, luego que la suspensión baje automáticamente más para que justamente la rueda pueda hacer contacto con el piso, fue crucial en todo el trayecto. Esta función es justamente la que a la vista exterior, hace ver al Jeep como una verdadera araña que va posando sus patas y trepando por lugares impensados. Y así fue transcurriendo el día, con tramos que a cada segundo nos sorprendían con alguna nueva complejidad. Nuestro Wrangler, salvo por algunos rasguños en sus laterales ocasionados por ramas, y algunas abolladuras en su “panza”, llegó al final de la prueba sin despenairse. Con medio tanque de nafta aún por gastar, pese a que el promedio de consumo fue de 20 kilómetros por litro, parecía pedir más aventura. Nosotros, regocijantes de haber participado de tal hazaña, tendremos varios días por delante hablando de lo mismo: Que exigente fue el Rubicon Trail y no hay dudas que el mejor 4×4 del mundo, es este Jeep Wrangler Rubicon.

El campamento, en detalles

Un helicóptero formó parte de la logística durante todo el recorrido.

Lugar armado en la cima de la montaña para quienes querían tener señal de WIFi.

Las duchas armadas en el campamento

Desayuno bien cargadito para arrancar el día

   

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