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¿Cómo descubrir si el kilometraje de un usado no es el real?

Para malpensados. La posibilidad de que el cuentakilómetros haya sido trucado siempre existe al comprar un modelo que no es 0km. Sin embargo, algunos tips “caseros” pueden evacuar las dudas.

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Con los kilómetros al día. Bajar el kilometraje de un auto es una tarea relativamente fácil, aunque hacerlo sin dejar una sola evidencia, no lo es tanto. En cualquier, ya sea con sistema digital o con los antiguos analógicos, siempre hay pistas que nos pueden hacer sospechar de que alguien modificó esos numeritos que algo influyen a la hora de cotizar un auto. Hay que tener en cuenta que, si bien existen talleres que son expertos en la materia y pueden decidir arbitrariamente cuánto ha circulado un vehículos en su vida, borrar todas las evidencias no es tan sencillo.

Desgaste cotidiano El hecho de subir y bajar decenas de veces de un auto deja sus huellas. Es así como, las partes del vehículo en las que es más fácil evidenciar que el kilometraje está trucado están en el habitáculo, y son el asiento del conductor, el volante, la palanca de cambio, las alfombras, los levantavidrios y el climatizador. Quizás es una tarea para detallistas, pero si alguien está interesado en tener una cotización real del auto que va a comprar, puede tomarse el tiempo para chequearlo. En general, el uso excesivo de estos elementos los va desgastando, se van arruinando y hasta tomando más brillo. No es lo mismo un volante de cuero que fue utilizado por 20.000 kilómetros, que si lo hubiesen usado más de 100.000. El desgaste es inevitable, y puede ser el primer indicio a tener en cuenta. En cuanto a la butaca del conductor, no sería normal que la parte lateral izquierda esté rota o desgastada si el auto se usó por 70.000 km, lo que podría ser un promedio de 3 años y medio. Si eso sucediera, resultaría bastante evidente que el vehículo se utilizó mucho más de lo normal.

En los autos más viejitos Existe la posibilidad de que el modelo que se vaya a comprar cuente todavía con los cuentakilómetros analógico. En estos casos, la forma de trucarlo es desarmando el tablero y modificando el número manualmente. Las evidencias pueden ser mayores si los tornillos fueron quitados sin mucho cuidado, dejando evidencias de que alguna herramienta anduvo por ahí. También puede suceder que el cuadro de mandos tenga la pintura saltada y que los plásticos que lo recubren no estén bien encajados. Si algo de eso se advierte, podría tratarse de un indicio de trucaje.

Prueba a bordo Probar el auto tanto en ruta como en ciudad es otro aspecto a tener en cuenta. Así, debe comprobarse si los ruidos de tablero, las holguras en la palanca de cambio, la suspensión y rodamientos de las ruedas o en las gomas de las ventanillas no son normales. El uso por mucho tiempo o en forma brusca dejará sus huellas en el vehículo y al manejar podría llamar la atención. También está el libro de mantenimiento donde se anotan los kilómetros del vehículo después de cada service. Si el vendedor no aporta dicho libro, no hay constancia real de que los kilómetros sean los que marca el cuadro. Entonces se puede preguntar en el concesionario que lo vendió si alguna vez el auto fue atendido o en algún punto de atención oficial cercano al domicilio del antiguo titular para ver si tienen registros. En esos lugares anotan el kilometraje. La visión de un experto Si después de hacer todas las inspecciones por cuenta propia, se lleva el vehículo a un mecánico, este podrá sumar datos para verificar el estado. Algunos aspectos que se revisan son las pastillas y discos de freno, el sistema de escape, secuelas de accidentes, estado de rótulas y suspensiones. En un paso más, se verifican amortiguadores, dirección, y correa de distribución. Así, los indicios sobre la realidad del kilometraje se irán aclarando y se podrá saber cuán real es el estado del auto que compramos.

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