Mini Cooper, el clásico que rompió las barreras del tiempo

Se cumplieron dos décadas de la generación que supo cargarse el bagaje de la historia a sus espaldas y proponer a su vez una opción adaptada a los tiempos actuales.



Si hay un modelo popular mundialmente que supo sostener su esencia a lo largo de su larga vida sin perder ni ápice de su identidad, ese sin dudas es el Mini Cooper. De origen británico, el pequeño citadino cumplió el año pasado 60 años de existencia, luego que el 26 de agosto de 1959 se develara al mundo la primera generación del Mini, producido por BMC (British Motor Corporation). Ocasión que la marca no dejó pasar alto y lo festejó a la grande con una edición especial, denominada Mini 60 Years.

Hoy, la filial Argentina, rememora los 20 años del lanzamiento de la segunda generación, aquella que demostró que se podía actualizar y vender un clásico en tiempos actuales.

El momento de la verdad

Primero, se exhibió en el Salón Internacional del Automóvil de Paris en el 2000 y a cuatro años después, llegó a las concesionarias de la marca, desde entonces bajo el ala del constructor alemán, BMW.



Entre datos destacables, esta segunda generación Introdujo un nuevo concepto, basado en un manejo divertido, cómodo, con altísimos rangos de seguridad, tecnología de punta, todo ello en proporciones muy reducidas.

Hoy, dueño de diferentes carrocerías (3 y 5 puertas) y varias opciones de terminaciones, la filial Argentina eligió para recordar los 20 años de esté mítico modelo una versión que recibió el nombre de Sunny, nombre que surgió por el tono de su pintura amarilla, lo que lo transformó en una rareza.

Durante el primer año de ventas de esta edición, solo uno de cada quince vehículos se suministró en este color. La combinación con el techo y las carcasas de los retrovisores exteriores en color negro era aún más rara.

El desafío de actualizar “lo viejo”

Los diseñadores decidieron luego, sumarle unos voladizos cortos, respetar la fisionomía redonda de sus faros, la parrilla del radiador hexagonal, todo ello con el objetivo de transferir los años iniciales del Mini clásico a la era moderna del vehículo.



Esta generación, estaba impulsada por un motor de 115 CV con una impresionante capacidad de aceleración. Esta nueva edición con tracción delantera decidió respetar la ubicación del motor de cuatro cilindros: montado transversalmente en la parte delantera.

Sin embargo, se decidió sumarle un eje delantero Mac Pherson, un eje trasero multibrazo único en el segmento para ese entonces, frenos de disco en las cuatro ruedas y el sistema antibloqueo de serie que incluía control de frenado en curvas y distribución electrónica de la fuerza de frenado.

Uno de los grandes desafíos fue empezar a ofrecer espacio para cuatro personas y su equipaje, y generar una experiencia de viaje eficiente, con características de conducción no alcanzadas por ningún otro modelo de su clase.



Otros acontecimientos que se fueron sucediendo, fue la aparición de una variante diésel y la carrocería convertible. Después, ya para su tercera generación, aparecerían el Mini Clubman, el Mini Cupé y el Mini Roadster. No mucho después de esto, la marca logró irrumpir en el segmento de los compactos Premium con el Mini Countryman y el nuevo Mini Clubman, quienes ofrecieron una dimensión adicional a través de sus 5 puertas.

Es por ello que estos 20 años no significaron un aniversario más, sino el nacimiento de un nuevo y revolucionario vehículo pequeño, adaptado a los requisitos de su época en todos los criterios.

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