Nos subimos al último restyling de la pick up y recorrimos varios kilómetros por la ciudad, en autopista y en barro, su “lugar en el mundo”. Te contamos los cambios de un modelo con tan solo cuatro años de vida.

En 2012, Ford se adelantó a muchas de las competidoras y lanzó su pick up global, la cual se fabrica en la planta de Pacheco, provincia de Buenos Aires. Fue una verdadera revolución, porque su estética dio un gran salto y logró vender esa imagen de “la más robusta”, una palabra muy utilizada cuando hay que describir a un vehículo de estas características, pero que a la Ranger le calza a medida. Tan solo tres años después, Ford empezó a probar algunas modificaciones para el modelo y en abril de este año llegó al mercado. La decisión de renovarla a tan poco tiempo de su lanzamiento tiene que ver, entre otras cosas, con no perder vigencia en uno de los segmentos más competitivos de la industria. Hay novedades todo el tiempo, y nadie quiere quedarse afuera. En Motriz recorrimos varios kilómetros a bordo de la Ranger tope de gama con caja automática de seis velocidades, es decir la Limited AT, y te contamos cómo es la nueva versión. Su imagen, por fuera y por dentro El cambio más importante que recibió este modelo se aprecia en su frontal. La gran parrilla cromada de forma hexágonal, con el óvalo en el medio y su nombre Ranger en una de las tres barras que conforman la parrilla, son la carta de presentación a un diseño que también tiene nuevas luces, faros y paragolpes, con antinieblas integrados. En su conjunto, conforman una mirada aún más imponente que la que tenía la pick up, la cual ya era agresiva. El cromado, por otro lado, pasa a ser negro en las versiones inferiores. En cuanto al lateral, no hay cambios, sólo que las versiones tope de gama llevan llantas de 18” que modifican su imagen. En la parte de atrás, los faros y la tapa de la caja tampoco han tenido modificaciones, cerrando la Ranger con las mismas líneas que su antecesor. Por dentro, la Ranger es bien tecnológica, una característica de la marca que toma cada vez mayor dimensión. Comparada con sus competidoras, es la más futurista y ocupada en que el cliente tenga “todo lo nuevo”. Su tablero se define con un velocímetro ubicado en el centro rodeado de dos pantallas digitales. En una de ellas, se da información del vehículo, mientras que en el otro se encuentra el GPS y datos para el entretenimiento. En cuanto al equipamiento, tiene pantalla central LCD touch de 8″ en las  versiones más equipadas, con sistema de audio con reproductor de CD y MP3 y el sistema Sync My Ford Touch, desde el cual se puede administrar todas las funciones del smathphone, tanto de manera digital como a través de la voz. También tiene cámara de estacionamiento trasera y sensor de estacionamiento delantero, computadora de a bordo, climatizador automático digital bi-zona EATC y control crucero. En cuanto a la posición de manejo y el espacio interior, no hay cambios. El volante suma más funciones y resultó muy práctico, aunque como la versión anterior, no ofrece ajuste en profundidad. Motor y seguridad, un paso adelante La Ranger 2016 se ofrece con dos opciones de motorización: un Turbo diésel 2.2 de 125 CV y otro turbo diésel 3.2 de 200 CV. Además tiene una opción naftera 2.5 de 166 CV. La caja puede ser manual de 5 marchas (naftera) y automática de 6 secuencial. En seguridad, es una de las más completas. Sumó el tercer apoyacabezas y los ganchos Isofix. Tiene de serie tres airbag, incluyendo el de rodillas, con lo cual la tope de gama pasa a tener 7. Tiene control de estabilidad, control antivuelco y de tracción, sistema de monitoreo de presión de neumáticos, columna de dirección colapsable, barras de protección contra impactos en puertas, Control Electrónico de Descenso (HDC) y Asistente de Partida en Pendientes, entre otros. En la ruta, ciudad y barro La versión de prueba fue la tope de gama con caja automática de 6 marchas. Las mejoras se notan en el andar, apenas uno pone en marcha el vehículo: es más suave, menos “saltarina” y más silenciosa. Su confort de marcha mejoró al punto que en la ruta ganó mucho y ahora está a la par de las competidoras que se esfuerzan por ofrecer la pick up como un utilitario para el trabajo pero, al mismo tiempo, con un producto para el uso familiar. Es decir, un vehículo “multipropósito”. En cuanto al motor, es más silencioso y se comporta correctamente en cualquier superficie, ya sea en ruta como atravesando el barro. En este sentido, nunca se cuestionó la capacidad del motor y ahora menos, combinado con un mejor andar, una buena potencia y torque. Para el mundo off-road se maneja a través del comando Shift on the fly, con el cual se activa la doble alta sin parar el vehículo. Para elegir la 4×4 baja, se debe colocar el neutro y detenerse. Otro dato que contribuye al andar es que la dirección hidráulica fue reemplazada por la electrónica que tiene dos funciones de utilidad. Una de ellas es la compensación de deriva, que permite contrarrestar vientos cruzados, y la otra se denomina compensación de vibraciones, para dismnuir el impacto de las imperfecciones del camino. En resumen La nueva Ranger es un paso adelante de la automotriz en su camino por estar siempre al día. Se renovó por fuera, siendo más imponente, y sumó mucha tecnología. Sin embargo son aspectos que no sorprenden, a los cuales Ford nos tiene acostumbrados. Donde sí sorprendió para bien es en el andar, logrando sobre todo eliminar los saltitos constantes que tanto molestaban, y se hizo muy liviana con la dirección. Ahora, habrá que ver cómo recupera posicionamiento en el mercado. Está tercera en ventas, peleando el segundo lugar con Volkswagen Amarok. También tendrá que prestar atención a Chevrolet S10, que acaba de renovarse. Sin embargo, salieron con los tapones de punta y toda la confianza para salir adelante y volver a ser líder. Como dice su slogan: “Todo se puede superar”.

La pintoresca ciudad de Salta fue el escenario donde la marca decidió presentar a la nueva edición de su pick up mediana. Tuvimos un primer contacto breve, pero intenso. Lee cómo nos fue

La Chevrolet S­10 es una de las competidoras más longevas de la categoría de las “chatas” medianas. El logo al frente de su parrilla, siempre tuvo un peso preponderante, pero el mismo no le viene siendo útil para ganar adeptos. Es que, tal como ellos mismos declararon durante la presentación “el cliente de las pick ups cambió rotundamente y hoy solo el 30% de los consumidores la utilizan para trabajar, mientras que el 70% restante le da otra utilidad”. En ese cambio de conducta, fue en el que escaló la Volkswagen Amarok. En tanto que las clásicas Toyota Hilux y Ford Ranger supieron interpretar la vuelta de timón del conductor de pick ups y ambos modelos se civilizaron puertas adentro, además de incorporar tecnología inédita para el segmento. Quien se había quedado relegada mientras ello sucedía era la S­10, que nunca pudo abandonar el puesto cuatro en ventas. Esta nueva generación, es la respuesta contundente de la marca. Como lo hicieron todas sus rivales, la S10 entró en la onda de adoptar un frontal totalmente nuevo y agresivo. Una trompa donde el grupo óptico juega un papel preponderante con una nueva distribución interna, en la que, como ya se hizo habitual en el segmento, adopta luces diurnas Leds, un recurso que le da una mirada mucho más imponente que su antecesora. Su frontal , adquiere unas nuevas tomas de aire. Otro recurso cada vez más utilizado por las camionetas es recurrir a neumáticos de mayores dimensiones, y la S­10 no es ajena al tema. Por lo menos en su versión tope de gama, es decir la High Country, que ahora calza unas atractivas llantas de 18”, antes de 17. Lo que rápidamente salta a la vista puertas adentro, para quien conocía a la versión anterior, es la ausencia de la particular perilla redonda en la consola central con la que se podía comandar el climatizador. No podemos decir que la nueva es mejor, pero si que es mucho más sencilla y menos aparatosa. De hecho, es tan sencilla que parece una solución anterior a la particular perilla, es decir hubo una involución en términos de diseño por lo menos, aunque la marca defiende este cambio en pos del manejo más intuitivo. La pantalla táctil también se hace presente en esta nueva generación. La evolución más notable es la incorporación de ya infaltable GPS y de la siempre necesaria cámara de retroceso. Pero están solo en las versiones más costosas, es decir la LTZ y la High Country. Las versiones LT, no ofrecen dichas funciones, y su tamaño es apenas una pulgada menos (7” contra los 8” de las más grandes). El tablero fue retocado y dispone ahora de una nueva computadora de abordo con variada información. En nuestra unidad de prueba, la High Country, ofrece incluso el siempre útil control de presión de los neumáticos en tiempo real. Se mantienen algunos vicios, como por ejemplo, que su volante sigue sin ofrecer regulación en altura y si bien su interior fue retocado, sigue estando el plástico rígido en algunas zonas del tablero. La cuestión de la seguridad en la nueva S­10 fue un tema que se trabajó. Así, por ejemplo, desde la más accesible hasta la más costosa, se equipan con control de estabilidad, control de tracción, control de descenso, asistencia al arranque en pendiente y doble airbag frontal. Luego, las versiones LTZ y High Country, suman alerta de riesgo de colisión frontal y aviso de cambio de carril. Pero, por ejemplo, siguen sin ofrecer mayor cantidad de airbags, como si lo hacen todas sus rivales.  Otro punto, que podría haber mejorado junto a esta nueva edición, es la implementación de los aún ausentes anclajes Isofix para sillas infantiles. Chevrolet siempre hizo alarde de tener uno de los motores más potentes del segmento (la otra pick up que la iguala en pontencia es la Ford Ranger), y en esta nueva etapa lo conserva. Se reitera así para toda la gama la única motorización de 200 CV de su turbo diesel de 2.8 litros, con geometría variable. Si notamos que el motor está más callado, como tampoco transmite vibración alguna, aún cuando se lo hace bramar de parado. Otro apartado sin novedades es el de las transmisiones. Siguen vigente la caja manual o automática, ambas de seis marchas. La tracción puede ser trasera o a las cuatro ruedas, en este caso con caja reductora. Contacto Directo al grano. Así fue el primer contacto que tuvimos con la nueva pick up. Sin verla prácticamente (se la presentó en una carpa acondicionada para no se traspasara ni un rayo de luz), nos hicieron subir y palpar la nueva S-10, la cual se mantuvo siempre a oscuras. Después, con fuegos de artificios, caballos al galope y hasta motos de enduro agitadas, se pusieron en marcha las treinta unidades de la nueva S-10 con rumbo ya a campo traviesa. De entrada ya se percibe su suspensión mucho más suave, pero no por ello la camioneta se noto menos firme o inestable. Todo lo contrario y es por ello que elogiamos esta combinación que encontramos entre más confort sin renunciar a su estabilidad. Su motor, pecha con vigor y es una de las claves de esta pick up que inclina la balanza a su favor. Se puede ir rápido si se quiere, sin importar el terreno, de hecho la mayoría del camino desandado fue ripio y polvo tipo talco,el cual nunca se filtró al habitáculo, algo que habla muy bien de su aislamiento. En tramos de ruta, ninguna objeción, salvo que uno se engolosina bastante con su motor y tiene que ser cuidadoso con los radares que en Salta abundan. Precios La nueva S10 se ofrece en cuatro versiones, con cabina simple y doble, tracción simple o 4×4. Los precios son los siguientes:

• LS CS 4×2: $390.000
• LS CS 4×4: $485.000
• LS CD 4×2: $445.000
• LS CD 4×4: $530.000
• LT CD 4×2: $540.000
• LT CD 4×4: $620.000
• LTZ 4×2: $595.000
• LTZ 4×4: $670.000
• LTZ 4×4 AT: $710.000
• HC 4×2: $620.000
• HC 4×4 MT: $695.000
• HC 4×4 AT: $735.000