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Primer contacto: Volkswagen Polo

Desde San Pablo. Antes de su llegada a los concesionarios en enero, pudimos manejar la versión de entrada de gama (Trendline) del nuevo “hatch” que se ofrecerá en 4 versiones en total

El solo hecho de que una marca anuncie como destino de lanzamiento de un producto, la ciudad de San Pablo (Brasil), ya a uno lo condiciona por varios motivos. Sucede que la ciudad que alberga a más de 20 millones de habitantes, implica traslados con tiempos similares (entre dos y tres horas), y muchas veces superiores a los que demora un vuelo de Buenos Aires a San Pablo. “Todo aquí te queda lejos”, comentaba un colega con desazón mientras subíamos al micro que nos iba a trasladar al hotel donde nos hospedaríamos fugazmente por una noche. Pero el principal motivo por el que San Pablo ya debería salir de los futuros planes de las marcas, es por el caótico ( y cuando decimos caótico, es caótico en serio), del tránsito de una ciudad. Un factor que entorpece, y vuelve tedioso justamente la tarea a la cual nos dedicamos: Probar autos. Y en esta oportunidad volvimos justamente para descubrir al nuevo Volkswagen Polo, que como gran novedad de este modelo “archi” conocido en nuestro mercado, fue el estreno de una plataforma global (la misma para todo el mundo) y la revelación de su carrocería hatchback o 5 puertas  (leer más). La última vez que su nombre fue novedad en la industria, fue justamente hace dos años atrás, cuando salió la versión sedán (leer nota) de este modelo que se fabricó por años en la planta de Volkswagen en Pacheco, pero que en esta oportunidad provenía de India. Que por cierto, no tuvo la respuesta esperada a tal punto que ya su sucesor, llamado Virtus, viene pisándole los talones. Pero volviendo al Polo hatchback, hay que decir que es una carrocería debutante en nuestro mercado, que se apoyó mucho en la previa a su presentación oficial, al popular Volkswagen Golf. De hecho, tiene medidas parecidas: 4,05 metros de largo (contra 4.255 del Golf) un ancho de 1,75 metros (contra 1,8 del Golf) una altura de 1,46 metros (contra 1,45 del Golf) y una distancia entre ejes de 2,56 metros (contra 2.63 metros del Golf), Es decir, proporciones muy similares que le valieron el apelativo -puesto por varios directivos de VW -de “Mini Golf”. Y si bien es cierto que tiene líneas similares y hasta una estética parecida con el Golf, las diferencias a nivel calidad, de este nuevo hatch que se posicionará por abajo de este y por encima del Gol y el Fox, son notables. Tal es así que de momento preferimos referirnos a él, como una evolución más cercana al Gol que del Golf. Y decimos de momento, porque la toma de contacto con el Polo fue exclusivamente de su versión de entrada de gama, llamada Trendline. No hubo disposición de las versiones Comfortline (agrega parrilla frontal cromada, faros antiniebla e intermitentes en los retrovisores externos), Comfortline Plus (agrega llantas de aleación de 16 pulgadas) y la tan anunciada Highline, la cual estrenaría un tablero totalmente digital. Esta versión Trendline, prevalecen los plásticos duros y parcos. Increíblemente, no hay muchas opciones para elegir la posición de manejo y ello se debe a que no ofrece volante regulable ni altura ni en profundidad, algo que suma recién la versión intermedia. Las butacas de tela, con una terminación mejorable, no son de lo mejor en cuanto confort y sujeción. Algo para destacar, es en el medio de la consola central, una pantalla multimedia Composition Touch con App Connect, que se complementa con un soporte para celular con puerto USB. Esto está pensado para espejar la aplicación del GPS del celu y replicarlo en la pantalla, ya que no ofrece GPS de serie, el cual solo estará disponible en la versión tope de gama Highline. Otra de las sorpresas que nos llevamos, previo a iniciar el recorrido de cerca de 120 kilómetros, con cuatro cambios previstos de pilotos, fue el escaso lugar en las plazas traseras, siendo que sus medidas, son similares al del Golf. “Abrime el baúl para guardar la mochi”, nos gritaba uno de los colegas ubicado frente al baúl, quien desconcertado trataba de palpar algún botón para poder levantarlo. Lo tuvimos que asistir desde adentro con un botón cerca de la palanca de cambio, el único comando eléctrico que lo pudo abrir. Ya al frente de su volante, salimos guiados por el GPS del celular otorgado por VW, a recorrer las congestionadas calles y autopistas, situación que nos hizo ir más cauto de no cometer ningún error en el manejo, que ir disfrutando o prestando atención de lo que es el test drive en sí. No hizo falta seguir recorriendo mucho, para percatarse que el veterano motor 1.6 MSI, de 110 CV, no iba a estar en su zona de confort, con 4 ocupantes a bordo y con el aire acondicionado al máximo, para sobrellevar los 35° que marcaba el reloj de la temperatura exterior. A ello, se le sumaron tramos largos de rutas empinadas – muy comunes en Brasil-, pero que no sirvieron más que para dejar en evidencia la falta de potencia del sufrido Polo. Si respondió muy bien su convencional caja de 5 marchas, con mucha precisión y firmeza, los incontables rebajes, a los que tuvimos que acudir, para terminar de subir las interminables pendientes. El punto débil de esta caja, quedo expuesto cuando agarrábamos velocidad (120 km/h) y el motor viajaba “enroscado” y un poco “gritón”, como pidiendo una sexta marcha. La puesta a punto de la suspensión es algo a destacar y allí una colega, propietaria y usuario del un Golf 2015, acotó la diferencia entre las suspensiones más duritas de su auto, con respecto a las blandas de este Polo. La dirección, es suave y con excelente radio de giro, al cual pudimos poner en práctica varias veces para hacer vueltas e U, en algunas de nuestros fallidos desvíos. Se trató de una primera aproximación que nos dejó un gusto a poco, no por los kilómetros recorridos, sino por lo que esperábamos de este modelo que fue signado por la marca nada menos como el modelo con el cual empieza la nueva era de Volkswagen. Seguramente, habrá tiempo para ahondar nuestras impresiones, y por sobre todo, para subirnos a las versiones más equipadas del Polo, que hasta aquí, logró despegarse apenas de la propuesta del veterano e imbatible en ventas, Volkswagen Gol.

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Lanzamiento: Lifan MyWay

La marca china puso a la venta el SUV de 7 plazas más barato del mercado. Estéticamente es sin dudas el más atractivo de la familia.

Buena idea de la marca china en contextualizar el evento de su flamante SUV familiar, convocando a la prensa especializada junto a sus familias. El punto de encuentro fue en el atractivo complejo Arawak en Cardales, para disfrutar de un evento distendido donde el principal protagonista fue sin dudas el MyWay. Un utilitario deportivo que se suma a las opciones de siete plazas.

Este nuevo integrante mide 4,44 metros de largo, con una distancia entre ejes de 2,72 metros, de modo que se posiciona por encima del Lifan X60. Es interesante la solución de ofrecer tres filas de asientos para poder trasladar 7 pasajeros. De hecho, se posiciona como el SUV más accesible ($414.000) con esta capacidad de pasajeros. Solo Chevrolet Spin, un vehículo más chico, está más económico por una diferencia de $8.000. Luego, la Chevrolet Captiva tiene un precio de $542.000, la Dodge Journey (según Lifan el aspiracional) tiene un precio de $750.000. Además otras opciones más grandes son Chevrolet Trail Blazer que cuesta $949.900 y la Toyota SW4 que parte en los $892.300. Como suele suceder en este tipo de vehículos, la capacidad de baúl (210 litros) es muy pequeña y solo crece cuando se rebaten los asientos (703 litros con la tercera fila plegada). El My Way se ofrece en una única versión que se conforma con: Pantalla táctil con GPS, Bluetooth y puerto USB, y comandos al volante. Los asientos están tapizados en eco-cuero y ofrece un volante multi función, que solo se regula en altura. Debajo del capot se oculta un motor naftero 1.8 de 132 CV que viene asociado a una caja manual tradicional de 5 velocidades. Desde la marca, aclaran que el motor no requiere nafta sin plomo, y ello desde ya colabora con el bolsillo. Vale aclarar que pese a su estirpe todo terreno, es un modelo netamente urbano ya que no ofrece tracción 4×4. Su tracción es simple y es trasera. Su apartado en seguridad, es similar a la Lifan X60, donde lo más destacable es que ofrece e Control de Estabilidad (ESP). Las siete plazas ofrecen cinturones de seguridad de tres puntos de fijación y apoyacabezas. Los ganchos Isofix para las sillas de bebés están presentes e incluye cámara de retroceso, totalmente necesaria en este tipo de vehículos altos. El tirón de oreja va para la pobre dotación airbags, ya que solo ofrece los obligatorios: Frontales para conductor y pasajeros. Tendría que ofrecer al menos airbags laterales considerando la cantidad de pasajeros que puede albergar. Es sin dudas, el Lifan mejor resuelto desde el punto de vista estético. Tiene porte de auto “fortachón”, con un frontal bastante sugestivo, con una importante parrilla que cuenta con un listón cromado en el medio con el nombre de la marca. Nos gusta la mirada que arrojan sus ópticas rasgadas y las luces leds que contornean los faros auxiliares. Suman a su porte, unas importantes llantas de aleación de 17 pulgadas y aplausos para la rueda de auxilio, que si bien es de chapa, tiene la misma medida que las titulares. Precio sugerido al público: 1.8 (132 CV) MT5 4×2: $414.000 Y van 22… El propio Daniel Lucesoli, vicepresidente Lifan Argentina, aprovechó para destacar cómo se va ampliando la red de concesionarias en el país. “Tenemos una red de concesionarios y se agrandará la semana próxima para llegar a los 22 concesionarios. En octubre se sumará uno más. Necesitamos una red de concesionarios para estar presentes en todo el país”, dijo Lucesoli.  

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