Había muchas expectativas por la segunda generación de un SUV que fue una revolución allá por 2011. Finalmente se hizo realidad y cambia poco por fuera, pero mucho por dentro.
En 2011, Land Rover sorprendió al mundo con una versión exclusiva y diferente de Range Rover. El Evoque rompió todos los esquemas, y se convirtió en uno de los SUV más originales, logrando comercializar 800.000 vehículos y ganador de 217 premios internacionales.
Ahora llegó el turno de la segunda generación, y para la marca era todo un desafío mantenerse a la altura de las expectativas. Por eso, antes de provocar una “decepción generalizada”, los ingenieros británicos apostaron claramente a la continuidad, es decir, mejorar el concepto de diseño del Evoque sumando más tecnología y asistentes a la conducción, pero sin alterar su esencia.
El Range Rover Evoque de segunda generación es 0,1 cm más largo, un centímetro másancho y 1,1 cm más bajo que el modelo anterior. La distancia entre ejes, sin embargo, es 2,1 centímetros más larga.
Por fuera, los cambios más notables se advierten en un grupo de luces LED ultrafino y unos músculos más marcados, especialmente en los pasos de ruedas, para no perder la relación de la primera generación entre estilo, diseño y capacidades “off-road”.
Por dentro, tiene nuevos materiales y terminaciones, además de sobresalir su nivel tecnológico, el cual puede tener hasta tres pantallas. Son dos en la parte central del tablero (cada una de 10 pulgadas), más el cuadro de instrumentos virtual de 12 pulgadas.
Una es el espejo retrovisor interior, que se convierte en una pantalla que muestra lo que hay detrás del autocuando los pasajeros traseros o el equipaje no permiten ver bien. Una cámara colocada bajo el alerón posterior suministra esas imágenes, de gran resolución y con un ángulo de visión más amplio que elimina el ángulo muerto.
El otro gran invento es el capó transparente. Son tres cámaras, dos en los espejos y otra en el frontal del auto que toman con adelanto imágenes que luego son recreadas en la pantalla central superior del tablero, de modo que el conductor puede ver lo que hay bajo el SUV, qué obstáculos afronta y la posición de las ruedas. El sistema, que funciona por debajo de los 30 km/h, no solo es útil en conducción todoterreno, también moviéndose por unas ciudades.
Cambios en el motor y más seguridad
Donde sí la marca presenta un importante cambio es en la motorización, ya que “debajo del capó” se suma un pequeño motor eléctrico en las versiones automáticas. Es una opción de arranque de 48 voltios que genera y almacena la energía que normalmente se pierde en la deceleración y la reutiliza para asistir al motor y mejorar sus respuestas.
Es decir, se trata de un sistema llamado de “hibridación ligera”(MHEV). En los próximos meses llegará una versión del Evoque híbrida enchufable (PHEV).
En cuanto al motor convencional que acompaña este más ecológico, en Europa, el nuevo Range Rover Evoque se ofrece en seis versiones, todas de dos litros: tres diésel (150, 180 y 240 CV) y otras tres nafteras (200, 249 y 300 CV).
El 2.0 gasolina de 150 CV es el único que ofrece transmisión manual (además de automática) y tracción delantera (además de total). El resto de versiones son siempre automáticas y de tracción total.
En seguridad y asistentes para la conducción tiene control de frenos en pendientes, airbag de peatones, Matrix LED, sistema Active Driveline que mejora la eficiencia en asfalto y desacopla el eje delantero cuando no es necesario; suspensión adaptativa y Terrain Reponse 2, un programa electrónico que ajusta el comportamiento del vehículo a cuatro escenarios fuera del asfalto seleccionables por el conductor o por el vehículo si se elige el modo Auto.