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Chevrolet Tracker: Prueba de manejo (con test de OnStar)

Nos subimos al renovado SUV chico de la marca del moño que luce mucho más moderno y “canchero”. Suma  ahora el sistema de servicio de asistencia telefónica al cliente OnStar. Interactuamos y te contamos si vale la pena considerarlo.

Si alguien nos hubiese preguntado un año atrás, justamente cuando se lanzó el Cruze, si el innovador sistema OnStar, iba a ser determinante para inclinar la balanza a su favor al momento de su compra, rotundamente hubiésemos respondido que no. La semana pasada nos tocó subirnos a la nueva generación de la la Tracker, y entre sus novedades de equipamiento, figura OnStar. Y en esta oportunidad lo miramos con otros ojos y decidimos utilizarlo con mayor frecuencia para probar si era realmente útil. Es por ello que antes de referirnos a  la experiencia de manejo, quisimos hacer hincapié en este servicio con el que uno toma contacto con solo apretar un botón ubicado sobre el espejo retrovisor, se dispara una llamada (utiliza un chip de una compañía de celulares) y un operador responde al instante. Si el objetivo del servicio es no quitar la vista del camino y no tentarse por empezar a consultar el Smartphone, decidimos evacuar una consulta que surgió entre quienes viajaban en ese momento: ¿Qué película para chicos hay en cartelera y que cine nos queda más a mano? Valeria nos atendió y en cuestión de segundo nos pasó toda la data: opciones de películas, las salas donde se encontraban y los horarios, con el plus de enviaros al celular toda la información para que nos quede registrada. La verdad, un verdadero “lujete”, pero que creemos que desde ya, no se justifica pagar un adicional (tendrá costo desde el mes de junio a un valor que aún no se informó), para sentirse como un rey por un par de minutos. La segunda vez que apretamos el botoncito, la situación era otra: Mientras bajábamos a un negocio, se trabaron las puertas automáticamente. Al regresar y querer abrir, se activó la alarma. La desactivamos y seguimos el recorrido normal. Pero este sencillo acto/reflejo, bastó para que a 15 cuadras, la policía de la zona rodeara el vehículo, el cual se encontraba estacionado. ¿Que sucedió? Al sonar por unos segundos la alarma, se disparó el rastreo del vehículo y tras varios intentos del personal de OnStar de querer contactarse sin éxito, decidieron además del revuelo policial, bloquear al vehículo. Después de hablar nuevamente con los operadores y explicar lo ocasionado, apretando el botón de start/stop y con una serie de indicaciones, el Tracker arrancó. Pensamos que la situación merecía ser narrada y que más allá de los datos que fueron informados por la marca: “De los quince vehículos que fueron robados, recuperamos los quince gracias a OnStar”, una cosa muy diferente es haber vivenciado una situación que si bien no fue un robo propiamente dicho, pudimos comprobar en primera persona el accionar de este sistema. Entonces, nos volvimos a preguntar: ¿Vale la pena pagar por tener OnStar en el auto e influye en su compra? La respuesta de la mayoría de nuestro entorno más cercano al cual por supuesto le contamos una y diez veces lo acontecido como una anécdota, fue: sí, vale la pena.  Ahora si, pasamos al modelo… Su diseño, actualizado La Tracker pertenece al segmento de los SUV chicos, el cual se llenó de competidores en los últimos años. De los tres rivales más directos, junto con Ford Ecosport y Renault Duster, es la última que llegó, en 2013. Esa demora no se notó porque recuperó rápido el tiempo perdido gracias a que se posiciona en la entrada de gama, pero, siempre un escalón más arriba (incluso en precios). Por eso se podría ubicar a mitad de camino entre las dos mencionadas y otras que aparecieron después, como Honda HR-V, Jeep Renegade o Peugeot 2008. La nueva versión conserva las dimensiones de la primera. Mide 4,25 m de largo y tiene una distancia entre ejes de 2,55 m. Lo que sigue siendo muy chico es el baúl, de 306 litros, y también bastante incómodo para cargar cosas. En cuanto al diseño, es un vehículo que no deslumbra, pero entendemos que en su categoría es una de las más vistosas, proporcionada, armónica y con un look que entendemos se asemeja a una SUV de mayor tamaño, lo cual la hace “más importante”, pero en miniatura. Lo más atractivo de esta re edición es el frontal, con la parrilla dividida en dos partes, característica de los nuevos productos de la marca, con el logo centrado y de gran tamaño. Viene de serie con luces diurnas de leds delanteras y traseras, faros con proyector y antinieblas que son más prominentes y definen una figura más voluminosa. De perfil, nos gusta lo compacto y bien proporcionado que luce, con líneas redondeadas que y pasa ruedas anchos, lo que en definitiva lo hacen más robusto. Completan desde ese ángulo su look de chico malo, sus llantas de 18 pulgadas, de esta versión LTZ Plus (la tope de gama). El resto se calza llantas de 16 pulgadas. El interior, con más calidad Por dentro, la Tracker mejoró mucho en calidad, aunque sus plásticos siguen siendo duros.  Los tapizados, de cuero combinado en dos tonos de grises, también aportan mucho a la estética, especialmente porque lo hacen más delicado. El techo solar eléctrico, por último, también suma mucho a la imagen. Tiene butacas con regulación eléctrica y volante ajustable en altura y profundidad. La posición de manejo es alta, quizás no tan cómoda para una persona que supere 1.80 metros de altura, pero con una buena visibilidad. Atrás es chica, con espacio para cinco personas pero con poco lugar para acomodar las piernas. En tecnología cuenta con el sistema MyLink2, con pantalla táctil de siete pulgadas, y el sistema Mirror Screen que permite espejar en la pantalla las aplicaciones de dispositivos con Apple Car Play y Android Auto. Motor y seguridad En la motorización no hay novedades para la versión 2017 de Tracker, aunque si hay muchas para el caso de la seguridad. Está equipado con el 1.8 de 140 cv, con caja caja manual de cinco velocidades en la versión de entrada de gama. Luego, las intermedias LTZ y la full LTZ+ tiene una transmisión automática de seis marchas que se mejoró para esta edición. La tracción es AWD de acople automático, es decir, se acciona la “4×4” cuando lo necesidad. Un dato: las versiones con caja automática se ofrecen únicamente con esta tracción. La seguridad, de este SUV, es correcta en las versiones más accesibles, las cuales vienen con ABS, doble airbag frontal, anclajes Isofix y cámara de retroceso. Hay que escalar hasta la versión LTZ para encontrar el Control de Estabilidad, control de tracción y asistencia al arranque en pendiente. Mientras que la LTZ+ suma doble airbag de cortina y varios asistentes al manejo como alerta de punto ciego, sistema de alerta de colisión frontal y alerta de tráfico de cruce trasero. Dinámica Para el uso cotidiano, es un vehículo ágil y práctico, que en parte responde a sus dimensiones compactas, a su precisa dirección y a la postura de manejo elevada que mejora la visibilidad. Pese a que sus llantas son 18″, la Tracker no es un auto con un andar duro, lo que no quita que merecen un cuidado especial en terrenos pozeados e irregulares. El motor no se caracteriza por ser un vigoroso, sino más bien remolón en baja vueltas. La caja de cambios mejoró y los pases de marcha están más suaves y precisos que en la anterior Tracker. El consumo promedio es de 9 litros cada 100 kilómetros, y en ciudad ronda entre los 12 y 13 litros cada 100. Sigue entonces siendo un poco glotón. En cuanto a la tracción AWD, la probamos en barro y salió airosa de tramos que estaban bastante complicados por los días de lluvia.  De todos modos, no llega a ser un 4×4 de pura cepa. Conclusión El nuevo Tracker se modernizó. Su look, con muy pocos cambios, logró ser más atractivo cumplió con creces la estrategia de separarse de su antecesora y que la gente en la calle se percate que está en presencia de un nuevo Tracker. Su comportamiento dinámico es correcto en la ciudad, pero le falta un poco más de reacción para desempeñarse mejor en ruta.  Precio
  • LTZ FWD M/T: $374.500
  • LTZ AWD A/T: $421.500
  • LTZ+ AWD A/T: $470.500

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Kia lanzó el nuevo Soul

El crossover de Kia llega renovado. Suma más tecnología y equipamiento, aunque mantiene la misma motorización. Lo más destacado: vuelve a ofrecer control de estabilidad

Las marcas siguen poniendo al día sus ofertas y ahora llegó el turno de Kia, con la actualización de la segunda generación de Soul. El pequeño crossover fue rediseñado, con algunos leves cambios en el exterior y el agregado de más tecnología. El Soul es un auto muy particular, el cual tuvo épocas donde se lo miraba y parecía de una estética poco agraciada, hasta que fue adquiriendo personalidad y se consolidó como un modelo con mucho estilo. Ahora, en este restyling de la segunda generación (la primera generación llegó a la Argentina en 2009), conserva el mismo motor naftero 1.6L, con 124 cv. En cuanto a la transmisión,  es automática de seis velocidades. En cuanto a las dimensiones, el Soul mide 4,14 m de largo, 1,8 m de ancho y 1,6 m de alto. La distancia entre ejes es de 2,57 m. El baúl tiene una capacidad de 354 litros. En el diseño se destaca por los paragolpes y manijas color carrocería, con luces anti nieblas delantera y traseras. Además tiene volante y palanca de cuero, portaequipajes, protector de barro y espejos plegables y calefaccionados. En equipamiento, una de las novedades es la pantalla multimedia de 8 pulgadas, con Android Auto y Apple Car Play, bluetooth, cargo screen, sensores de estacionamiento traseros, techo panorámico y tapizado en cuero. Agrega una toma de 12v en el baúl y control crucero. Un dato para destacar es que en seguridad, mejoró con la recuperación del control de estabilidad (ESP). Tiene dos airbags,  y One Touch up/down con antipinzamiento. El precio del Soul son los siguientes:
  • Soul Full: 28.800 dólares
  • Soul Premium: 31.600 dólares

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Motriz (C) 2013